It is an irony of history that a view of the world falsified by the Communist collapse should have been adopted, in some of its most misleading aspects, by the victors in the cold war. Neoliberals, such as Friedman, have reproduced the weakest features of Marx's thought - its consistent underestimation of nationalist and religious movements and its unidirectional view of history. They have failed to absorb Marx's insights into the anarchic and self-destructive qualities of capitalism. Marx viewed the unfettered market as a revolutionary force, and understood that its expansion throughout the world was bound to be disruptive and violent. As capitalism spreads, it turns society upside down, destroying entire industries, ways of life, and regimes. This can hardly be expected to be a peaceful process, and in fact it has been accompanied by major conflicts and social upheavals. The expansion of European capitalism in the nineteenth century involved the Opium Wars, genocide in the Belgian Congo, the Great Game in Central Asia, and many other forms of imperial conquest and rivalry. The seeming triumph of global capitalism at the end of the twentieth century followed two world wars, the cold war, and savage neocolonial conflicts.While I'm at it, let me cite one of the most famous passages from the Manifesto, one that Gray cites at the beginning of his article. It is indeed a prescient passage (from 1848).Over the past two hundred years, the spread of capitalism and industrialization has gone hand in hand with war and revolution. It is a fact that would not have surprised Marx. Why do Friedman and other neoliberals believe things will be any different in the twenty-first century? Part of the answer lies in an ambiguity in the idea of globalization. In current discussion two different notions are commonly conflated: the belief that we are living in a period of rapid and continuous technological innovation, which has the effect of linking up events and activities throughout the world more widely and quickly than before; and the belief that this process is leading to a single worldwide economic system. The first is an empirical proposition and plainly true, the second a groundless ideological assertion. Like Marx, Friedman elides the two.
All that is solid melts into air, all that is holy is profaned, and man is at last compelled to face with his sober senses his real conditions of life and his relations with his kind. The need of a constantly expanding market for its products chases the bourgeoisie over the whole surface of the globe. It must nestle everywhere, settle everywhere, establish connections everywhere. The bourgeoisie has through its exploitation of the world market given a cosmopolitan character to production and consumption in every country.... It compels all nations, on pain of extinction, to adopt the bourgeois mode of production; it compels them to introduce what it calls civilisation into their midst, i.e., to become bourgeois themselves. In one word, it creates a world after its own image.
1 comment:
While you're on the subject of the violently disruptive impact of markets, don't forget Nuevo Laredo, where, just a couple of days ago, the United States temporarily closed its consulate in response to ongoing drug-cartel violence there. A Google news search on Nuevo Laredo will get you any number of gory accounts of the on-going crisis (and it really is bad). But few--very few--writers are acknowledging that the problem has anything to do with the impact of neoliberalism on the U.S. Mexican border, with multinational (not just Mexican, not just Spanish-speaking) drug cartels, or with our government's ironic committment to the idea that it can win a "war" against a set of commodities by successfully restricting their supply.
But in La Jornada on Saturday, in reference to comments by the U.S. Embassador to Mexico (Tony Garza) concerning the consular closure, Victor Quintana writes,
La Red de Organizaciones Sociales de la Frontera Norte se acaba de reunir en Chihuahua el fin de semana pasado. El tema de esta reunión es precisamente Seguridad y violencia en la frontera norte, pero sus análisis, sus premisas y sus conclusiones son muy distintas a las del embajador Garza: si la frontera norte es un espacio dominado por la violencia y por la inseguridad no es el fruto de una manera de ser especial de los mexicanos fronterizos. Es resultado de varios procesos nacionales, binacionales y, sobre todo, multinacionales que se han dado en esta zona desde hace por lo menos 23 años.
Un primer factor de inseguridad son los programas de ajuste estructural que impactaron seriamente las economías y las sociedades no sólo de México y toda América Latina, generando verdaderos pogroms de millones de desplazados por la economía neoliberal, sobre todo campesinos y campesinas. Estos programas de ajuste, impuestos por el gobierno que representa Garza, el Banco Mundial y el FMI han destruido comunidades, separado familias y llevado a millones de mexicanos, centroamericanos y sudamericanos a la frontera para buscar una mejor vida en el país que les destruyó la propia.
Un segundo factor de inseguridad es la restructuración laboral internacional. De pronto a la frontera norte de México se le asigna un nuevo lugar en la división internacional del trabajo: ser proveedora de mano de obra barata para las industrias maquiladoras. Aquí no sólo se violentan los espacios urbanos con la irrupción de miles de personas buscando empleo. Sufren también violencia los esquemas tradicionales de roles familiares con la integración masiva de la mujer a la nueva industria. Pierden toda seguridad los hijos de las mujeres que tienen que ir a las maquiladoras, sin que esas empresas brinden alternativas de cuidado para los menores.
También es factor de inseguridad y violencia la política intervencionista disfrazada de "guerra sin fin contra el terrorismo", puesta en marcha desde principios de los años 80 por Washington. Desde entonces el complejo colectivo de culpa hace que las autoridades gringas se obsesionen por que no se les vayan a colar por la frontera quienes resisten a su injerencia en varias partes del planeta. A partir de ella se ha criminalizado a los migrantes. Y desde el 11 de septiembre de 2001 se ve en cada uno de ellos a un terrorista potencial. Por eso se militariza la frontera a ambos lados, se dota de más recursos y efectivos a la Border Patrol; se adopta la política del laissez faire ante las persecuciones de los minuteman a los migrantes. La frontera es, efectivamente, muy insegura... para los indocumentados.
El crimen organizado es, ciertamente, un factor decisivo en la inseguridad y en la violencia fronterizas. Pero no se trata solamente de narcos mexicanos. Estamos hablando de una multinacionalización de los cárteles que incluye efectivos colombianos, centroamericanos, mexicanos y estadunidenses. Hablamos de un negocio de 65 mil millones de dólares en Estados Unidos. Habría que agregar la cifra del tráfico de armas de allá para acá. Y el gobierno de Tony Garza no ha emprendido acciones decisivas para recabar información, elaborar una estrategia de inteligencia y de combate que termine con estos pingües negocios.
Nuestra frontera es una realidad multinacional, globalizada. Es la interfase en la que chocan los procesos globales del crimen organizado, de la política intervencionista estadunidense y de la resistencia a la misma, de la restructuración de los procesos de trabajo y de apertura de las economías. Pero esta realidad multinacionalizada no es igualmente violenta e insegura para todos. Las principales víctimas son los ciudadanos afectados por la toma de ciudades como Nuevo Laredo, por el Ejército y los narcos. Las casi 400 familias de mujeres asesinadas en Chihuahua y las más de 150 en Nuevo León. Las decenas de indocumentados que perecen en el desierto, en las aguas del Bravo. Las víctimas de la inseguridad en la frontera no son ni con mucho los y las ciudadanas del país que ha generado más inseguridad y violencia en otros países en los pasados 60 años. Tony Garza puede guardarse sus recomendaciones y dormir tranquilo.
The only other thoughtful discussions I've seen about Nuevo Laredo are on Narcosphere, a site connected to The Narco News Bulletin, which provides reports on The War on Drugs from a Latin American perspective. Particularly interesting there is Bill Conroy's piece, Nuevo Laredo: a case study in macro narco-economics, at http://narcosphere.narconews.com/story/2005/5/10/215352/497.
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